Se fue un grande, un ser mágico que marco tantos momentos en la vida de la gente que apreciaba su arte, como marco la mia, desde muy chiquitita despertarme con el olor al cafe y las tostadas de papá desayunando, y de fondo esa voz del alma, esos acordes sobrehumanos. Su música fue una de las cosas que comparto en gusto íntimamente con papá. Horas de estar cantando, silbando, tarareando sus canciones. Es muy triste, cada tecla que aprieto de la computadora es una lágrima que no puedo contener. Esa vibra que me producía, ese escalofrío. Con solo ver la cara de papa mirando el homenaje en la tele, la cara de nostalgia, los ojos vidriosos, me siento orgullosa de heredar ese gusto por el flaco. Hoy más que nunca me arrepiento de no haber ido a ver las bandas eternas; medio que me odio por eso. Donde esté su ánima la abrazo y la lloro, no creo en Dios pero creo que un ser como el debe haber expandido su energía por cada lugarcito del universo, me rehúso a pensar que el flaco murió; simplemente se fue de viaje con el viento. Chau Flaco, vos y tus bandas siempre serán eternas.
