Yo no tenía ganas de reír, tú reías para no llorar;
Yo le guiñaba un ojo a mi nariz, tú consolabas a tu soledad.
Yo sin ninguna escoba que vender, tú con mil y una noches que olvidar;
A mí no me quería una mujer, a ti se te moría una ciudad.
Tú habías perdido el último autobús, a mí me habían echado de otro bar;
Los mismos alfileres de vudú, el mismo cuento que termina mal.